El
ocio es el tiempo para hacer otras actividades distintas a las habituales.
Todos
disponemos de un tiempo limitado para desarrollar el proyecto personal que
somos cada uno. En la vida hay trayectos en los que tenemos una ocupación
absorbente ya sea porque estudiamos o trabajamos, pero luego hay mucho tiempo
intermedio en el que nos dedicamos a otras cosas para divertirnos, descansar...
La idea
que tienen que tener clara nuestros hijos, es que estar ocioso no es estar sin
hacer nada, sino dedicarnos a otras actividades que nos gustan, nos lo hacen
pasar bien, y además nos forman.
Gran parte
de las conductas que se incorporan en un niño en el hogar es a través de la imitación
que hacen los hijos a los padres. Hemos de ser muy conscientes de este
mecanismo para no cometer errores educativos.
De ahí que
los padres tienen que ir por delante en el aprovechamiento del tiempo libre, a
qué se dedican, si lo hacen con aprovechamiento o si se quedan sin hacer nada
frente al televisor, si tienen suficientes hobbies, si saben abrir nuevos
campos de interés entre los que les rodean....
Por la
imitación que hemos dicho de las conductas de los padres por los hijos, es
frecuente que las aficiones de los padres, sean muy parecidas con las de los
hijos, aunque hemos de respetar los propios intereses que tienen éstos.
Hemos de
tener en cuenta que la finalidad del aprovechamiento del tiempo de ocio es desarrollar
otras habilidades secundarias de la persona que contribuyen a la formación
integral de la misma, como pueden ser las habilidades físicas o manipulativas.
Además de ellas, otro de los objetivos tiene que ser el fomentar el espíritu de
unidad entre los miembros de la familia, y las actividades para el ocio son un
medio extraordinario para ello. Cuando los miembros de un grupo hacen las
mismas cosas, comparten las mismas vivencias y sienten parecido.
Hemos de
tratar pues, que existan unos núcleos de intereses comunes en la familia,
adaptados a los niveles de desarrollo de sus miembros. Esta tarea la tienen que
empezar los padres desde cuando son muy pequeños los hijos, animándoles a la
práctica de actividades, en las que los hermanos mayores ya están introducidos.
Una de las
dificultades que surgen es los distintos intereses que tienen por distintas
edades que tienen los hermanos. Cuando hay poca diferencia de edad entre los
hermanos todos participan de las mismas actividades, pero a partir de la
adolescencia los intereses pueden ser muy divergentes.
El nivel de satisfacción que se obtiene en una actividad es directamente proporcional al
nivel de implicación que la persona ha tenido en dicha actividad, como
principio general.
En el tema
que estamos hablando sucede lo mismo, hemos de tener en cuenta que con las actividades
de ocio, tiempo libre, tratamos de descansar, divertirnos y completar nuestra formación.
Por ello,
los padres tratarán de dar encargos, pedir opiniones, realizar gestiones, etc,
en las actividades donde sea posible. Por ejemplo, en la actividad familiar de
hacer una excursión surgen los siguientes encargos y situaciones para tomar decisiones:
· Lugar al que se va a ir
· Propuestas de itinerarios para ir al sitio decidido
· Información sobre sitios a visitar y qué se va a ver
· Dónde almorzar
· Preparación de materiales: fotografías, gorras, zapatos...
Conviene
que los encargos sean en la medida de lo posible rotativos para que todos los
hijos participen de lo que más y menos les gusta en la preparación, siempre que
lo permita la edad y características de los hijos.
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