lunes, 6 de mayo de 2013

Los celos



Hola!!

hoy os hablaremos sobre ese tema tan común en los niños y que tanto nos preocupa: LOS CELOS.

En primer luegar, os celos son sentimientos de envidia y resentimiento hacia otra persona que se supone obligada a prestarnos atención y no lo hace. Constituyen una reacción emotiva próxima a la ansiedad.

En la familia, la rivalidad entre los hermanos por conseguir el afecto y la atención de los padres suele ser el principal y primer motivo de celos.

Las fuentes de este sentimiento pueden ser reales (particularmente cuando los padres establecen comparaciones diferenciadoras entre sus hijos, que comportan una agravio comparativo para uno de ellos) o imaginarias (cuando el niño atribuye o malinterpreta la valía y/o intención de sus padres, hermanos o compañeros).

Los celos son un estadio relativamente normal que hay que superar y no tienen importancia sin son circunstanciales y pasajeros, pero hemos de prestarles atención cuando alteren la convivencia y el desarrollo normal del niño o sean persistentes y no remitan pasados los cinco años de edad. Si  se perpetúan pueden conducir a un  desarrollo anómalo de la personalidad, apareciendo síntomas muy diversos, como agresividad incontrolada, manifiesta inseguridad, regresión y desajuste en laS relaciones interpersonales (desconfianza, terquedad y envidia).

Ante un niño celoso, los padres no pueden adoptar una actitud demasiado permisiva ni excesivamente represora. No corregir la conducta celosa como se debe supone el que los padres están enseñando a sus hijos a odiar a sus rivales. Los padres que permiten esas conductas enseñan al hijo que ciertos sentimientos de envidia y de odio pueden estar justificados; que compararse con los demás es lo normal; que descalificar al compañero porque tiene más o mejores habilidades que nosotros es algo corriente. Pero una atención desmedida de los padres al comportamiento celoso de sus hijos o sus machaconas refe­rencias al problema pueden contribuir a pro­longar  lo que tal vez no era sino apenas una con­ducta sin importancia.

 Si entre el niño celoso y el hermano de quien tiene celos hay mas diferencia de edad, los celos pueden resolverse con gran rapidez a través de actitudes miméticas que le permitan al hermano mayor celoso imitar a la madre en las tareas y pres­taciones que esta realiza con el recién nacido. En estas circuns­tancias, a través de un mecanismo de imitación y de identificación con la madre, el niño celoso madura muy rápidamente y su deseo de ser mayor le hace apartarse hasta declinar compe­tir con su hermano recién nacido por el afecto y la atención de su madre. En este caso las consecuencias de los celos pueden llegar a ser positivas, por cuanto que pueden constituir un po­deroso recurso al servicio de la pronta maduración del niño celoso.

Las madres desempeñan en la educación afectiva una im­portante e irreemplazable función, ya que la conducta de apego  entre sus hijos y ellas no son simétricas ni se sitúan al mismo nivel. En efecto, para cada niño su madre es única e irremplazable, mientras que para muchas madres el amor de su pequeño es también irremplazable y único pero de otra manera, ya que deben atender a las demandas de afectos que les hacen los otros hijos.

Los padres deben tratar de implantar en los hijos actitudes mas cooperativas y menos compe­titivas.  La formación de actitudes cooperativas en los hijos pasa por educarles en la solidaridad y el altruismo. Si desde pequeños apren­den a ser generosos, a compartir aquello que tienen--y que, lógicamente, es suyo--, pero que quizás otro de sus hermanos puede necesitarlo también, de seguro que su competitividad será menos egoísta y más madura, a la vez que mejoraran también sus actitudes hacia la cooperación.

Líneas de intervención:

Prevención: Es el medio más sencillo, natural y eficaz de evitar la reacción celosa. (Se adjuntan orientaciones).

Fortalecer la autoconfianza del niño, así como el sentimiento de seguridad personal evitando hábitos de comparar afectos, pertenencias, capacidades.,  (declarados o solapados).

Educación de la afectividad basada en la cooperación, la confianza en los demás, el altruismo y en una visión positiva de las relaciones humanas y ofreciendo modelos familiares consecuentes.

Modificación de conducta : reforzando conductas positivas e incompatibles con la reacción de celos e ignorando las inadecuadas.

Reatribución cognitiva: Ayudar a discriminar y  comprender las verdaderas causas de los problemas y de los éxitos, de los afectos y las reprimendas. Esto se consigue con técnicas específicas pero también a través del diálogo razonado y de la coherencia de nuestras actuaciones.

¡Qué paseis un buen día!

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